Como descontaba el mercado, el FOMC de la Fed elevó su tasa de política monetaria en 25pbs, llevándola al rango de 525/550 pbs. Durante el desarrollo del Q&A, Powell fue transmitiendo un tono “hawkish” que, combinado al día siguiente con la sorpresa del PBI, terminó haciendo corregir al mercado durante la jornada del jueves.
De acuerdo al Bureau of Economic Analysis, el índice de precios del PCE quedó por debajo del consenso de expectativas (4,1% vs. 4,2%). No obstante, el aspecto más relevante es que parece comenzar a perforarse la meseta en la zona de 4,6% que había provocado la idea de una “sticky inflation”. La noticia es claramente positiva y permitió cambiar el humor de los mercados en el cierre de la semana.
El viernes se publicará el reporte laboral. De acuerdo al consenso de expectativas, se espera un aumento de las nóminas salariales de 200.000, el cual estaría por debajo del promedio de los últimos tres meses, pero seguiría alto para los ojos del FOMC.
Con respecto a las expectativas de tasas, la mayor diferencia entre la proyección vigente de tasas del FOMC y las expectativas del mercado, se encuentra en cuando comenzaría y con que intensidad la baja de tasas el año que viene.
Una vez más, lo sucedido la semana pasada nos lleva a seguir sugiriendo ser cuidadosos con la “duration” si queremos mantener relativamente acotada la volatilidad de una cartera conservadora o balanceada que esté en buena medida invertida en letras del Tesoro de EE.UU.
Si bien mantenemos una lectura constructiva sobre el mercado de acciones, nos cuesta imaginar que el S&P500 pueda superar la zona de 4.630 sin al menos una lateralización. Desde el punto de vista del análisis técnico se observan algunos desafíos, pero la temporada de resultados volvería a sostener al mercado como ya lo hizo en abril y mayo. El porcentaje de sorpresas positivas, está haciendo corregir hacia el alza las estimaciones de ganancias.