En lo que respecta a la economía, podemos concluir que, pese al mantenimiento de una política monetaria restrictiva, el nivel de actividad de EE.UU. termina el 2024 con mayor impulso al imaginado y, si bien la inflación ha descendido, se encuentra por encima de las expectativas de hace un año atrás.
Sin perder de vista el corto plazo, en lo que respecta al calendario económico, tendremos una semana con indicadores sin gran significancia para los mercados. Destacamos la publicación del ISM manufacturero y discursos por parte de miembros del FOMC, todo concentrado el viernes.
El contexto económico registrado finalmente durante 2024, ha llevado al FOMC de la Reserva Federal a plantear una política monetaria con una perspectiva más “hawkish” a la proyectada en diciembre de 2023. De acuerdo a la última actualización del SEP, el FOMC proyecta una reducción de su tasa de política monetaria, pero de menor magnitud con respecto a la vigente hacia fines de 2023.
Si bien era evidente que el FOMC comenzaría a reducir su tasa de política monetaria durante 2024, lo cual generaba el inconveniente de perder rendimiento en los portafolios que sólo estuviesen invertidos en letras del Tesoro, el aumento de “duration” no implicó necesariamente una mejor performance de la cartera si dicho aumento no se hizo en forma acotada. Más aún, el haber aumentado demasiado “duration” terminó generando pérdidas en los portafolios.
El consenso de recomendaciones sobre acciones hacia fines de 2023, no fue el más correcto, dado que sugería armar portafolios de acciones más globales y no tan concentrados en EE.UU. Tomando al S&P500 como uno de los índices más representativos del mercado de acciones de EE.UU., el mismo superó la performance de los mercados de acciones de Europa, de Japón y mercados emergentes. Dentro del mercado de acciones de EE.UU. el Nasdaq-100 volvió a ser el índice con mayor crecimiento en su valor.