Como el mercado descontaba, finalmente el FOMC aplicó la primera pausa en el proceso de endurecimiento monetario, pero dejó un terreno más “hawkish” dado que, en el marco de la actualización de sus proyecciones macroeconómicas, elevó la estimación de la tasa de política monetaria de 5,1% a 5,6% para este año y de 4,3% a 4,6% para el 2024.
Una vez más, Jerome Powell mostró su preocupación por los precios de los servicios que excluyen a aquellos relacionados con vivienda. Según su planteo, dado que estos servicios son mano de obra intensivos, son afectados por un mercado laboral tan ajustado.
No obstante, sigue considerando que aún es posible que la inflación logre alcanzar su objetivo, sin la necesidad de provocar una recesión que genera importantes pérdidas de empleo. Sería viable un debilitamiento del mercado laboral, que permite que la inflación llegue a su objetivo.
Sin embargo, aclaró que hay unanimidad de criterios en el Comité, en el sentido que la inflación debe llegar a su objetivo del 2%. De dificultarse dicho cumplimiento, hay voluntad de tomar las medidas necesarias para lograrlo.
Los rendimientos de las letras siguen siendo muy atractivos para el cash de los portafolios, más aún para los perfiles conservadores y balanceados. No obstante, comienza a instalarse preocupación por el “reinvestment risk” por lo que comienza a debatirse la necesidad de extender “duration” en los portafolios de deuda.
El contexto planteado por el FOMC y las condiciones técnicas del mercado de acciones, es posible que le quiten energía temporal para seguir escalando. Al mismo tiempo, al menos en el corto plazo no se detectan señales que justifiquen una corrección, salvo futuras sorpresas negativas en las publicaciones del PCE y próximo reporte laboral.
Ante estas circunstancias, los índices bursátiles podrían comenzar a transitar una lateralización, como ya lo hicieron este año entre marzo y abril.