El ruido que generaron los decretos promulgados la semana pasada y que generó un desplome en el precio de los bonos soberanos tuvo un efecto adverso al esperado. El ministro Massa debió salir a pedir un dictamen de la UBA, JxC presentó un amparo y lo único que quedó en evidencia es el nivel de preocupación que existe en la cartera económica por la coyuntura actual. Sin esta medida se complica la financiación del déficit (en el escenario más optimista, el gobierno utilizaría precisamente lo acordado con el FMI en el año), las licitaciones de marzo muestran tasas de rolleo cada vez menores, a pesar de que los montos ofrecidos son interesantes (creemos que el Mecon intenta cubrir el mínimo necesario para evitar incrementar deuda con tasas excesivamente altas). Para completar el cuadro, las reservas se encuentran en niveles altamente preocupantes, la recaudación impositiva crece por casi 20 puntos porcentuales por debajo de la inflación que para marzo se estima acelerándose (valores que superan el 7%).
Pasado el desplome de los soberanos se dió una fuerte recuperación que entendemos se explica por cuatro factores: Va perdiendo fuerza la probabilidad de que los decretos de canje de bonos se materialicen, un EMB estable, el viaje del presidente y el ministro Massa a EE.UU. que podría redundar en algunos dólares adicionales y un proceso de dolarización de carteras (principalmente de tesorerías) que encontró en los soberanos un instrumento atractivo.
El mercado de acciones argentino también registró importantes subas como producto del incremento en los bonos soberanos, luego de haber tocado valores piso. Nuestra posición sigue siendo la misma: a falta de drivers genuinos el S&P Merval probablemente lateralizará en valores de entre 550 y 650 puntos hasta comenzar a incorporar las expectativas de un recambio presidencial.